Situada a camino entre Arcera y Aroco, la Casa de Concejo, fué en otros tiempos lugar donde se reunían los vecinos para arreglar los asuntos comúnes del pueblo. Fué además lugar de reunión y baile.

Aunque hoy sólo perduren sus paredes, la intitución del Concejo sigue viva. Fruto de la costumbre consiste en la reunión en Junta o Asamblea de los vecinos del pueblo para tratar los asuntos y trabajos comúnes.

Las reuniones se convocaban mediante el tañido de campanas que tocaban a concejo. Una vez reunidos, cada uno expresaba su opinión y se votaba por mayoría. Hoy perdura más o menos igual tan sólo que ha debido adaptarse a la nueva realidad aministrativa y ha tenido que nombrar un representante de la Junta Vecinal ante el alcalde de todo el Municipio de Valdeprado del Río.

Esta institución no ha sido siempre así y ha ido cambiando según iban cambiando los tiempos. Muchos eran los asuntos comúnes: la explotación de pastos, el monte, retejar la iglesia, o el mantenimiento de caminos y abrevaderos, etc. Algunos incluso eran de interés de varios pueblos por lo que se organizaron incluso en Hermandades como la de Los Carabeos, que reunía a los diferentes pueblos bajo el refugio de la ermita de Los Remedios.

En los trabajos comunales, pese a la cantidad de tareas diarias del hombre del campo, debían de participar al menos uno de cada casa. La realización de estos trabajos comunales y el compartir de la bota y la comida daban unión al pueblo.