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QUEJIGAR (Quercus faginea): El Montezuco

El QUEJIGO, también llamado por los arceranos encina, y en otros lugares de Cantabria roble enciniego o carraspizu, es el roble más mediterráneo y mejor adaptado a la sequía y a la insolación. No supera los 10 m. de altura, y se le encuentra con porte arbustivo. Se caracteriza por su hoja pequeña coriácea con lóbulos pinchudos y bellota sin peciolo, parecida a la de la encina, sólo que apenas pincha y es caduca.

Quejigar

El QUEJIGAR es uno de los bosques más importantes de Arcera debido a su escasez en Cantabria. Aunque no posee grandes ejemplares, es bastante amplio y en los últimos años se está regenerando de forma natural de una manera asombrosa, de modo que en el futuro, llegará a formar un bosque de mucha mayor extensión que englobaría ambas laderas del Montezuco, tanto la que da hacia el arroyo de La Calderona, como la que se asoma y vierte sus aguas hacia el valle del Polla. Allí existe un pequeño y acogedor rodal de quejigos añosos, sobre todo cuando calienta el sol, de unos 30 ejemplares de mayor edad, donde sestean el ganado y las personas.

También el quejigar se extiende por las peñas del Risco y La Blanquilla, por encima del cruce de la carretera de Arcera.

Este quejigar está recogido en el libro el “El bosque en Cantabria” de AEDO, Carlos, Concepción DIEGO, Juan Carlos GARCÍA CODRÓN y Gonzalo MORENO Universidad de Cantabria. 2ª ed. 1991: “En la Cornisa Cantábrica los quejigales son muy raros. La vertiente norte de la Cordillera es un lugar poco apto para el crecimiento de estas comunidades forestales, que prefieren ambientes mediterráneos. No obstante en algunos puntos se localizan quejigales o quejigos aislados, al amparo de condiciones microclimáticas singulares.”

“Los bosques de roble carraspizo se encuentran en Cantabria en terrenos de relieve habitualmente suave, donde la pendiente y, por tanto, el efecto ladera, es poco acusado. Se manifiesta, no obstante, una tendencia hacia las orientaciones solanas, si no limitadas estrictamente a la sureña, al menos con una cierta componente meridional.”

La naturaleza de la roca que constituye el sustrato de estos robledales es calcárea en todos los casos conocidos. Se trata de uno de los pocos bosques que manifiestan una tendencia clara en este sentido, quizás debido a la influencia que un sustrato “seco” puede tener sobre un bosque de afinidades mediterráneas.

El estrato herbáceo de los quejigales está formado por un conjunto florístico de gran interés constituido por especies muy raras en nuestra región, casi exclusivamente limitadas a estos enclaves, entre las que se puede destacar Artemisia alba. Junto a ellas se localizan herbáceas de más amplia distribución como Brachypodium pinnatum ssp rupestre, Anemone nemorosa, etc.

Vamos a destacar dos de las etapas de sustitución de estos bosques. Una de ellas es ya conocida, pues en sus aspectos más significativos es común a otros bosques asentados sobre calizas; se trata de los matorrales de Genista hispanica ssp. occidentalis. La otra está constituida por diversos arbustos espinosos. Es indudable que los quejigales nunca fueron muy extensos en nuestra región, pues como hemos señalado, las características ambientales no son lo más favorables para estos bosques. Se ha perdido, sin embargo, un porcentaje significativo de su superficie, especialmente en la parte calcárea de Valdeolea y Valdeprado.

Las zonas ocupadas en la actualidad por los quejigales son meramente testimoniales y es urgente establecer medidas para evitar, en primer término, la disminución de la superficie que ocupan. También es necesario enmendar la degradación paulatina a la que se ven sometidas estas comunidades forestales por la extracción de leñas y los incendios, que en zonas como Campóo están poniendo en peligro la misma continuidad del bosque.

El roble carraspizo crece en el sur de Cantabria en Liébana, Campóo, Valdeprado y Valderredible. En la actualidad no queda ninguna mancha de entidad, únicamente rodales deteriorados pueden verse en la vertiente meridional. Junto a Villacantid se conserva el monte llamado La Robleda, notable por el tamaño de los ejemplares que allí existen, los mayores que se pueden encontrar en la región, pero muy separados unos de otros: un bosquete muy aclarado, lo que queda del robledal que revistió estas coteras calizas en algunos puntos del fondo del valle de Campóo, entre Villacantid y Reinosa. Otro pequeño grupo de ejemplares de escasa talla existe cerca de Cervatos. Más extensos, son los bosquetes situados en los alrededores de la Fábrica de Arcera, con árboles que tampoco pueden alcanzar grandes proporciones al ser estas zonas quemadas continuamente. Al norte de San Vitores, la zona de Peñota conserva una pequeña superficie en contacto con el robledal de matorru, mejor conservada y con árboles mayores. Hay ejemplares también en El Monte de Mataporquera y otras superficies de cierta extensión en los alrededores de Villaescusa de Ebro.”

Limodorum abortivum

El quejigar y su fase de sustitución de genistas o árgomas, son también importantes porque a ellos va asociada una gran DIVERSIDAD FLORÍSTICA, también muy escasa en Cantabria, entre la cual destacaríamos por encima de todas, una orquídea que sólo sale allí:

La Limodorum abortivum: esta orquídea, aparte de ser escasa, tiene otra rareza y es que no posee clorofila. Esto ha hecho que, aunque no la hayan incluido en el Catálogo de Especies Amenazadas de Cantabria, los siguientes autores lo hayan hecho dentro de la FLORA AMENAZADA DE CANTABRIA y considerado su situación como VULNERABLE, es decir, que posee Riesgo alto de extinción a nivel regional.

MORENO MORAL, G., Ó. SÁNCHEZ PEDRAJA, M. LAÍNZ, J. PATALLO, J. J. ALDASORO & C. AEDO (2001 “onwards”) Flora de Cantabria [Bibliografía básica. Plantas amenazadas (Lista Roja de la Flora Vascular cántabra)]. “Version: September 2005”.

 

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